domingo, 7 de septiembre de 2008

¿Doblar o tergiversar?

En Onda 6 he visto muy buenas películas. La verdad es que son pocas las que me han decepcionado (hubo una realmente cutre de unos vampiros que rugían como leones o, mejor dicho, como cuando un niño imita un león – porque, desde luego, sus rugidos no eran los del león de la Metro). Llegué a ver hasta una película de Angelina Jolie de joven en la que se le veían las tetas… No sé cuántos chicos habrán buscado en Internet esa película (aunque ahora he de decir que algunas bloggeras adelantadas que leen prensa extranjera han visto un “robado” de sus tetas y lo han subido a sus blogs).

Como siempre, me enrollo y me enrollo…

El otro día, en otra película antigua (no tan antigua como “Lo que el viento se llevó”, pero lo suficientemente antigua como para ser “la primera peli de”, “en la que aún no se le conocía”), no pude evitar cortar el zapping de golpe. Un hombre y una mujer (típica escena de matrimonio mal avenido o en trámites de divorcio) discutían a voz en grito y gesticulaban como los mayores “sobreactores” (por eso de sobreactuar…) de la historia.
La película no parecía valer mucho (aunque más que la de los leones rugidores) y no vi a nadie conocido, pero algo me llamó la atención: el doblaje.
Cualquiera habría dicho que los dobladores eran demasiado teatrales pero, ¿no lo eran los actores?

Soy una fiel defensora del doblaje de las películas y no me gustan nada las críticas del tipo “ya que nos ponemos, ¿por qué no doblan los triunfitos las canciones de Beyoncé o de Bon Jovi?”. Me parece irse a los extremos. Y, a menudo, quienes necesitan irse a los extremos es porque no saben defender con razones lo que apoyan.

Yo no digo que no fuese maravilloso que todos entendiésemos inglés, francés, polaco o hasta chino para poder ver las películas en versión original, pero me temo que pocos afortunados tendrán esa suerte…
Dado que vivimos en un mundo globalizado en el que hay que saber inglés (manuales de electrodomésticos y ofertas de trabajo así nos lo indican), se nos ofrecen innumerables películas en ese idioma.
Existen los subtítulos, es cierto, pero entonces nos encontraríamos con el problema de la traducción, con el problema de elegir entre leer o ver, de tener que acortar las frases perdiendo parte del sentido que tiene el diálogo original... Por otro lado, veo un inconveniente mayúsculo el que muchas películas y, sobre todo, series, hagan constante referencia a temas referentes a la cultura más cotidiana de los EE.UU. (como su televisión, sus concursos, sus actores de telenovelas, etc., es decir, un mundo que va más allá de Bruce Willis o de Bill Cosby).

Por supuesto, hay doblajes chapuceros que detesto y detestaré, pero por el hecho de ser chapuceros, no por el hecho de ser doblajes.

Para dar algunos ejemplos sobre lo que estoy hablando:


Qué “fácil” sería ver “Alien 1” en inglés. Supongo que en películas de acción (gritos de monstruos + gritos humanos) o sobre la Guerra del Pacífico (estadounidenses + japoneses + base histórica bastante conocida), realmente no se trata de entender lo que dicen, sino de entender lo que pasa. Nadie necesita saber checo para salir corriendo si se encuentra en medio de una pelea en la República Checa.
Bueno, digamos que entendemos inglés perfectamente y podemos comprender, por ejemplo, “Matrix” (si es que la entendemos en castellano) o “La tapadera” (ojito, que esto ya es tener nivel). ¿Qué ocurriría cuando TVE1 o, mejor dicho, La Dos, emitiese “Rashomon” (Japón, 1951, en versión original sin subtítulos) o “Die Falscher” (Austria, 2006, en versión original sin subtítulos)? Ejem…


De acuerdo, pasemos al tema de las versiones originales subtituladas.
Aparte de que este supuesto no es válido para personas con dificultades para leer (niños y algunos ancianos), creo que en determinadas películas casi nadie podría leer el subtítulo mirando la imagen de fondo. Es decir: sería como leer una obra de teatro con la tele puesta, porque, a lo que es la tele (la imagen y el sonido) realmente no le puedes prestar atención. Un ejemplo: las películas de Woody Allen como pueden ser “The curse of the jade scorpion” (EE.UU., 2001) o “Manhattan murder mystery” (EE.UU., 1993). Creo que las frases de Allen no cabrían en la pantalla, sinceramente. Quizá los subtítulos llegarían a tapar a los actores hasta el pecho... De hecho, en clase de inglés nos llevaron a ver “Manhattan murder mystery” en V.O. al cine. La experiencia fue genial, porque era la primera vez que veía una película en otro idioma (no, nuestra tele no tenía dual ni pagábamos el CANAL+, al que por entonces, de puro desconocimiento, llamábamos “canal más”), la primera vez que iba al cine sin mis padres… Bueno, fue buena experiencia, pero al mismo tiempo un caos… Apenas me enteré de qué iba la historia. Y, ciertamente, es una película que si la ves en castellano cuando ya has visto las escenas anteriormente (aunque sea sin entender nada), pierde gracia. No obstante, cuando finalmente mis padres contrataron el “canal más”, me “jarté” de verla en castellano cada vez que la reponían (creo que fueron unas vacaciones de Navidad plagadas de “Parque Jurásico” y “Misterioso asesinato en Manhattan”).
¿Qué es lo que había ocurrido? ¿Por qué no entendía la película a pesar de estudiar inglés y de tener subtítulos? Pues que los rodeos del personaje de Larry, sus constantes balbuceos, sus muletillas, su ironía… Todo eso hace que no te dé tiempo a leer todos los subtítulos y que, perdida una frase, se pierda el hilo de la conversación. Sin contar, claro, con la chispa que pierde la película al tener que seguir los subtítulos y no ver movimientos, caras, gestos…
Además, está mi poca “capacidad de examen cinematográfico”. Si ya comenté en otra entrada que no puedo criticar películas porque no entiendo de fotografía, encuadre ni banda sonora (que se dice pronto), ¿qué hago si le quito también la imagen? ¿qué hago si incluso le quito parte del diálogo porque no me da tiempo a leerlo?
¿Y el tema de ver una película de habla no inglesa / no castellana? Hay lenguas que se asemejan a la nuestra (como el italiano o el portugués) o que vemos más cercanas (alemán, por ejemplo), de modo que intentar seguir los subtítulos es el mismo problema que el que se tiene al enfrentarse a una película de habla inglesa. Pero… ¿y si la película es china o rusa? ¿O turca o árabe o en pidgin de francés y alguna lengua autóctona africana? Uy uy uy… En mi caso, esto me sucedió con “Lang feng zheng” (“La cometa azul” – esto sí lo traduzco –, China, 1994). Una película altamente recomendable y preciosa, además. Sinceramente, el idioma chino me parece muy desconcentrante. Puedo estudiar en un vagón del metro con una chica cantando polcas chirriantes y su compañero tocando el acordeón, pero no me puedo concentrar demasiado si hay muchas personas hablando chino a mi alrededor. No sé, me imagino que será por el uso de los tonos (algunas personas lo explican, comúnmente, diciendo que los chinos “hablan a gritos” – suelen pensar lo mismo del alemán y del ruso, por su sonoridad). De todas formas, tengo que ser sincera del todo y contar lo que sucedió en aquella clase de Cine Oriental… “Lang feng zheng” es una película sobre el comunismo y la vida cotidiana de los chinos durante la represión comunista vista desde los ojos de un niño. No es tan complicada, porque a menudo se trata de los pensamientos del niño, pero también se tratan temas más complicados y en muchas ocasiones se habla en un tono de secretismo: hay muchas omisiones en el diálogo que, para quien domine el chino o tenga la suerte de que le hayan doblado la película a su idioma, podrá entender por el contexto. Y, de vuelta a la sinceridad, en este caso… la película estaba subtitulada en francés… Fue gracioso porque no había mucha gente que entendiera francés en clase. Así que yo y unos cuantos más, hacíamos de traductores “por lo bajini” de lo que íbamos pillando, aunque realmente explicábamos el hilo argumental y luego se iban pasando el mensaje unos a otros (sí, como en el juego de “el teléfono escacharrao”).

Y, aún así, ¿qué decir de los traductores que colocan los subtítulos a la película? Porque en 七人の侍 (Japón, 1954), a uno de los siete samurai en castellano le llaman “maricón” y en la versión original le están diciendo “tonto”. Pues nada… Esos que reniegan del doblaje, ¿no reniegan de la traducción del diálogo en subtítulos? ¿Por qué no distinguir simplemente entre lo que está bien hecho y lo que no? Para ejemplo de subtítulos muy correctos con el diálogo, los de 山の音 (Japón, 1952); de hecho, creo recordar que la versión en castellano también era muy buena. Aprovecho para recomendar la lectura de “El clamor de la montaña”, de Yasunari Kawabata, al que tanto admiro (los de las versiones originales subtituladas, ¿qué tal si se compran una versión bilingüe?). O, ya puestos, ¿qué tal si todo el mundo estudia japonés? Porque todos los que ven anime suelen decir que el doblaje es pésimo, y yo me pregunto si todos saben lo que se dice en la V.O. sin subtítulos (perdón, esto es un poco exagerado porque estoy generalizando, pero me he encontrado con muchos fans del manga y del anime diciendo que la traducción es mala sin haber estudiado nunca japonés... ¡o sin haber tenido que traducirlo! Quizá, si conociesen la diferencia abismal que hay entre el castellano y el japonés, que se enreda aún más con las diferencias culturales, no se exaltarían tanto...). PERDÓN POR ESTE DESAHOGO...

Por último, quería comentar el caso de las traducciones libres en los doblajes. Me parece muy fuerte que traduzcan “Sleuth” como “La huella” o “The village” por “El bosque”, traducciones libres donde las haya…
Pero acepto muy mucho que, sobre todo en las series, hagan adaptaciones libres del tema que se habla o de las coñas de moda (aunque los “te das cuén” no me hicieran tanta gracia). Ahí van dos ejemplitos: uno positivo y uno negativo de la traducción de las bromas (aunque el primero un poco obsoleto…).
El príncipe de Bel-Air. Aquí se mentaba a Carmen Sevilla más que al día siguiente del Telecupón (sobre todo cuando dijo lo de “el día que la tele, además de imágenes y sonidos, transmita el olor, vamos a disfrutar más que nunca de los embutidos El Pozo”). Las bromas reflejaban toditas las coñas del panorama nacional e imagino que estos personajes y estas tonterías no las conocían en los EE.UU.
Padre de familia. Esta serie me gusta mucho pero, en muchos casos, hacen referencia a Fulanito Pérez (aunque camuflado como “John Smith”, por decir un nombre que me suena a muy común, o como “Afrundiweicher”). Vaya, que hay momentos (y a veces las bromas duran uno o dos minutos de un capítulo de 20) en los que una no sabe de quién hablan. Y, si no va a salir el personaje a continuación (que precisamente suelen sacarlos cuando toooooodo el mundo los conoce – véase: Britney Spears, Madonna o George Bush), ¿no les importaría sustituir a Afrundiweicher por Jaime Cantizano, por ejemplo?

Pero dejaba mi mención especial para el fantástico doblador
Iván Muelas.

Empezando porque es el doblador habitual de Will Smith (también en “El príncipe de Bel-Air”), el doblador de Fry de “Futurama” y también el doblador de Will de “Will & Grace”.
Cuando se juntan un buen traductor y un buen doblador, el resultado es espléndido. Por lo tanto, ¿por qué no disfrutar cien por cien del valor de una serie o película? Me niego a pensar que por perderme el diálogo original, cuyo sentido, a no ser que se sea bilingüe, nunca se capta totalmente, me esté perdiendo la esencia de aquello que veo. De hecho, a cualquiera que le comento que en las películas apenas me fijo en nada que no sean diálogos y argumento, me echan la bronca por no ver “todo lo demás”. Y bien: si veo todo lo demás y quizá pierdo algo de la esencia original del diálogo, ¿realmente pierdo más que si mis ojos están desesperados por seguir un subtítulo y no me dejan ver fotografía, interpretación e incluso ni oír la banda sonora?
El hecho de toparse con magníficos dobladores (que hay muchísimos en España) hace que la percepción de pérdida disminuya.
Y, sinceramente, me da pena que nunca se sepa quiénes son los dobladores de las películas. Normalmente se habla de “el doblador de Bruce Willis” o de “el doblador de Homer Simpson”, pero no se les pone nombre y apellidos.
Quizá por eso sea que admiro tanto a Iván Muelas: porque es tan bueno que me obligué a buscar en Internet su nombre.
Da mucha profundidad a los personajes y puede ser cómico o serio o las dos cosas a la vez.
Para mí, lo mejor fue oírle hablando de “Carmina Ordíñez” en “Will & Grace” o dar tantas versiones del mismo personaje en Will. Es fantástico. Pero ya hablaré en otra ocasión de “Will & Grace”, mi serie preferida.



Aquí arriba "El Doblador" por excelencia


Para valientes: os aconsejo ver una película con partes en castellano y en partes ruso / chino sin subtítulos. Así lo hicimos con “Promesas del este” y “El club de la buena estrella” (no me apetece seguir buscando títulos originales en Internet…). En este caso, fue más fácil entender “El club de la buena estrella” con sus escenas en chino; al ser una historia muy narrativa sobre relaciones personales y familiares, no hay giros bruscos ni ironías que te hagan perder el hilo. La parte del reencuentro final, entera en chino durante unos diez minutos, la entendí perfectamente. ¿Qué decían? Pues seguramente dirían “me alegro de conocerte”, “tenemos mucho de qué hablar” o “ven, te llevaré a casa”. Para mí, eso es lo que decían. En “Promesas del este”, donde no sabes quién traiciona a quién ni las intenciones de los personajes, interpretar lo que dicen los rusos es más complicado… Nosotros hicimos esto por error, porque son películas en las que alternan tanto el idioma que te preguntas que a lo mejor no lleva subtítulos porque realmente e el efecto que han querido darle… Pero cuando se trata de una escena entera comprendes que no es el caso…