jueves, 11 de febrero de 2010

Marcianitos azules

Que conste que para mí “Avatar” es una película que ha aprobado. Y ha aprobado con un bien alto que puede optar a notable si se aplica (es decir, que donde cojea hay arreglo, y más si van a hacer una segunda parte).
Pero eso tampoco significa que vaya a estar entre mis películas preferidas.

>> Argumentos en contra

1) ¿Película comercial o “blockbuster”?
Según he leído en internet, hay opiniones para todos los gustos de lo que significa el término “
blockbuster”. Por lo que he visto en inglés, este término en un principio simplemente se refería a la recaudación de una película, es decir, a su éxito comercial (por ello, películas como “Ben-Hur” se consideraban “blockbuster”).
Sin embargo, por lo que yo tenía entendido hasta este momento, esta palabra tiene otras connotaciones bastante negativas, y es que así es como ha ido evolucionando el término (esto, por supuesto, es matizable). Por ejemplo, se habla de “blockbuster” cuando se trata de una película creada específicamente para convertirse en taquillazo, sin importar la calidad final de la obra o su complejidad. Cierto que el cine no es sólo cine de denuncia ni cine histórico, sino que también es ocio, pero hay una diferencia entre tomar una cerveza en un pub con buena música y tomar un mini de calimocho en la calle, ¿no es así?
Está claro que “Avatar” no pretende dejar de lado la parte artístico, pero también hay que decir que ese parte artística a veces se transforma en una mera finalidad estética y no resulta de ello un producto de calidad global. En unas partes hay calidad, pero en otras no la hay, adoleciendo la película de una simplicidad pasmosa cuando lanza muchas ideas en las que se podría profundizar (pero, efectivamente, no es ese tipo de película, sino una película bastante comercial, en la que profundizar no es el asunto).
Así que el dinerete que nos hemos ido dejando en la taquilla puede ser para agradecer un trabajo bien hecho o para responder a un reclamo publicitario como pocos había visto en los últimos tiempos. O hay un poquito de las dos cosas...

2) Calcos de películas. Momentos “
Parque Jurásico” y “Pocahontas”.
Si fuese cinéfila, encontraría más paralelismos, pero no lo soy.
Eso sí, como fan hasta la médula que soy de la saga de “Parque Jurásico”, hubo una escena que sentí como plagio absoluto (aunque es cierto que se trata de una gracieta bastante recurrente en muchas películas dirigidas al público infantil y también en la televisión). Me refiero a cuando Jake Sully (
Sam Worthington) se enfrenta a uno de los tantos animales que pueblan el planeta Pandora y Neytiri (Zoe Saldaña) le insta a desafiarle con rugidos; Jake cree haber asustado al animal y se está jactando de ello cuando se da cuenta de que tiene detrás un animal mucho más grande al que ahora va a tener que esquivar (igual que pasaba con los velociraptor y el tiranosaurio rex).
Respecto a “Pocahontas”, el parecido es tal que sólo faltan las canciones (en lugar del mapache, tenemos al animal volador - ¿
banshee? -).
Cuando Neytiri enseña a Jake el valor de la tierra, de los seres vivos y de la conexión que los Na’vi tienen con ellos, podría cantarle: “¿Has oído al banshee aullarle a la luna azul? ¿Has visto a un direhorse sonreír?” La lluvia de semillas del árbol sagrado (un momento precioso, por cierto), podría compararse con las ráfagas de hojas que aparecen en la película Pocahontas cuando ésta le enseña a John Smith el mensaje de su tierra y el respeto por el entorno en que se vive.
Es cierto que los niños de ahora no han crecido con “Pocahontas” y esto no les va a incomodar, pero a mí sí que me parece un poco reprochable que no hayan encontrado otra forma de enseñar al militar patán que sólo hay un planeta (en este caso, más aún, porque no se sabe si la Tierra se ha convertido ya en un lugar inhóspito y hay que colonizar Pandora – quizá es un buen argumento para la segunda parte) y que hay que cuidarlo. Supongo que todos los padres que han ido al cine vieron en su día “Pocahontas”, pero no he oído muchas quejas al respecto al salir del cine.

3) Argumento plano y sencillote.
Los buenos contra los malos. El malo que se hace bueno. Y, sobre todo, los buenos que no tienen ninguna posibilidad de ganar pero que ganan.
Se me ha argumentado que se trata de dar un final feliz de cara al público infantil, pero no me convence esta idea. En primer lugar, porque a algunos de los niños que veían la película les costaba comprender por qué el protagonista se metía en una cabina y por qué, cuando estaban viendo flores exuberantes y animales multicolores, de repente sacaban el tema del laboratorio. Es decir, que muchos niños, de pequeños que eran, no llegaban a comprender lo que ocurría en la película. Quizá porque esos mismos niños pequeños para los que se crea el final feliz no son el público principal para el que se ha creado esta película.
En mi opinión, muchos niños que sí que comprendieron la película serían también capaces de comprender por qué no pueden ganar los buenos. Aunque las batallas con final feliz gusten a muchos, a mí me pareció un absurdo teniendo en cuenta tantos casos reales en los que se aplasta la naturaleza y el entorno de las tribus para conseguir un bien económico. La
historia está plagada de ejemplos y, sin embargo, no encuentro un caso en el que “los malos” desistiesen de su empeño.
Aún así, salvando el tema del final de la película, ¿qué ocurre con todo lo demás?
Recuerdo que cuando empezó la película confundí lo que estaba viendo con otro trailer. Y pensé: “Quiero ver esa película, Pandora”. Me fascinó la idea que se presentaba al principio de la película, las naves, el 3D... Pero cuando quise darme cuenta estaba viendo “Avatar”. Eso me vino bien, porque había ido al cine con desgana. Pero luego la ilusión volvió a desaparecer: un chico minusválido aceptaba una misión para infiltrarse entre los Na’vi y así conocerlos, mientras que, por otra parte, el que se convierte en su superior militar le pide que descubra sus secretos para poder convencerlos de que abandonen el lugar que habitan o, al menos, para poder invadirles sin grandes problemas.
Se ha expuesto también muchas veces la idea del invasor que se pone del lado del invadido, que se solidariza con él y comprende su posición. Y no es tanto la repetición de ideas como la sencillez de la narración lo que hacen perder puntos a la película:
¡Pobres alienígenas, que se quedan sin casa, ellos que son tan buenos! Y de ahí no salimos.

4) La duración. Excesiva.
De nuevo ataca la moda de alargar las películas lo máximo posible. ¿Será una conspiración para averiguar cuánto se puede permanecer sentado en un espacio más o menos pequeño y sin hablar? Porque no comprendo por qué cuando una película está terminada, cuando una película tiene ya el argumento cerrado y no necesita más giros ni rimbombancias, se opta por volver a repetir una secuencia entera.
Es el caso de “Avatar” cuando, tras un primer ataque de los humanos y una primera expulsión del lugar en que viven los Na’vi, se les vuelve a atacar en el segundo lugar que se instalan. ¿Por qué no una única batalla?
La película podría haber acabado después de la primera batalla, con la masacre de los Na’vi.
O, si se prefiere, sin haber primera batalla y colocando en su lugar directamente la batalla final, en la que la naturaleza (y lo que podríamos llamar “dios”, lo siento, no recuerdo el nombre de esta entidad en la película) interfiere a favor de “los buenos” y son los humanos los vencidos.
Una sola batalla y mi trasero y mi nariz lo habrían agradecido

5) El Coronel Miles Quaritch, cual
Bryan Fury inmortal.
Si hay algo que me saca de mis casillas, son los personajes inmortales. El Coronel Miles Quaritch, sin duda, debió de ser campeón de natación en su juventud. En al menos dos ocasiones, sale al exterior sin máscara y aguanta la respiración todo el tiempo necesario para no morir respirando el aire de Pandora. Por ejemplo, presa de un enfado, abre las compuertas de uno de los hangares y, mientras el resto de compañeros corren a coger sus máscaras, él sale al exterior, dispara, etc., hasta que se refugia del aire de Pandora.
No critico que cuando la nave en la que viaja es disparada y literalmente agujereada por los Na’vi las personas que viajan en su interior no mueran asfixiadas (sería demasiado criticar la película por un simple fallo de guión), sino que este hombre es prácticamente inmortal.
Es como cuando vi "
Halloween H20": el asesino atacado con un hacha, atropellado, después de caer por un terraplén, etc. ¿Alguien se planteó si cada vez que volvía era para atacar o realmente para que alguien le diese el descanso eterno?
Pues al Coronel le sucede algo parecido: manejando un robot mortífero, aguanta la respiración cuando es atacado por Jake Sully y continúa combatiendo...

6) La cara de
Sigourney Weaver. ¿Por qué no está retocada como la del resto del reparto?
No sé si se trata de una cuestión de contrato, pero es un detalle que no me gustó. Mientras el parecido entre los actores y sus avatares está bastante suavizado, a Sigourney Weaver parece que simplemente le han pintado de azul y le han levantado un poco el tabique nasal a la altura de los ojos. Creo que esto le quita realismo a su avatar, mientras que el de Sam Worthington, conservando las gesticulaciones humanas, es totalmente creíble.

>> Argumentos a favor

A pesar de que los puntos “en contra” cinco y seis son percepciones muy personales y poco válidas a la hora de argumentar que una película sea mala, veo que son cuatro puntos en contra y sólo tres a favor...

1) Credibilidad de los “muñecones azules”.
Por una vez, los alienígenas no son gorditos verdes con antenas. Es más, ¡no son verdes! Porque los alienígenas, todo el mundo lo sabe, pueden ser grises
o verdes pero, sobre todo, ¡verdes!
La verdad es que cuando vi el anuncio por primera vez me dije: “¿esto es lo que todo el mundo está loco por ver?” Y, frunciendo el ceño, pensé que eso de los extraterrestres azules no se lo tragaba nadie. Pues, sí señores, ¡es totalmente creíble!
La verdad es que cuando vemos por primera vez las recreaciones de los Na’vi en el laboratorio, cuesta un poco creer en lo que se ve. Son demasiado grandes, desproporcionados, y se encuentran en un entorno que les es totalmente ajeno (camillas, mascarillas, sueros...). Al rato, cuando vemos a otros dos jugando al baloncesto con bermudas ajustadas a esas piernas excesivamente largas, tampoco se ve natural. Es, como siempre, la humanización absoluta de lo desconocido, como si el hombre fuese el centro de todo y el mundo (hasta el ficticio...) tuviese que estar hecho a su imagen y semejanza. Después de tan sólo un par de escenas de los Na’vi en el verdadero entorno de Pandora, se olvidan las colas de esas criaturas, sus miembros excesivamente largos, sus ojos ligeramente bizcos, su pelo extremadamente negro. Enseguida se da por válido lo que se está viendo y eso es lo que hace realista la película. Igual que Sully, el espectador ve el mundo que ven los Na’vi a través de sus ojos.

2) Correcta introducción de la ciencia ficción dentro de película infanto-juvenil.
La película ofrece ideas interesantes acerca de la realidad virtual y, además, hilvana muy bien todo lo que ella supone en la trama: horarios de descanso, alimentación, heridas sobre el avatar o sobre el que lo maneja, etc. Creo que no se ha dejado ningún cabo suelto y que, por ello, una idea que podría parecer descabellada se nos presenta como algo totalmente normal.
Siempre me han gustado películas como “
Gattaca” o “La isla”. Y pocas películas han logrado un entorno de ciencia ficción tan realista como ellas y, aún menos, pocas películas han logrado una credibilidad tan grande como “Avatar” presentando un universo tan ficticio y tan poco explicado al mismo tiempo. Lo que quiero decir es que, a pesar de que son muchas horas de trabajo las que hay detrás de la película y de que no se nos dan todas las claves mascaditas mientras la vemos, se nota ese trabajo en el resultado final. Otras películas necesitan “haber leído” o “haber visto” otros productos antes de visionarlas para poder entenderlas y, en cambio, son enormemente elogiadas y se convierten en películas de culto. Tal es el caso, por ejemplo, de “Akira”.

3) Belleza de los paisajes.
Me parece muy loable la creatividad que ha habido a la hora de presentarnos un mundo tan distinto y a la vez tan parecido al nuestro. Bebiendo de las selvas amazónicas, de las tribus “no civilizadas” o del legado prehistórico de los dinosaurios, se ha ideado un universo entero en el que fauna y flora tienen un aspecto muy especial y también muy reconocible (me figuro que esto también será muy positivo a la hora de vender merchandising).
De nuevo, como fanática de los dinosaurios, me entusiasmó el diplodocus-escarabajo, que es lo que parece ese animal que embiste a Jake Sully y que aparece en la lucha final contra los humanos. Y los perros salvajes que atacan a Sully por la noche son realmente terroríficos...
Tampoco hay que despreciar el aspecto felino y la mirada de ciervo de los Na’vi. De algún modo, al mismo tiempo que se nos da un punto de partida familiar en la imagen humana, luego se distorsiona hasta crear algo nuevo y bastante rompedor.
Pero creo que lo que de verdad ha gustado es el paisaje nocturno de Pandora. Después de la “puesta de sol” y de unos momentos de oscuridad, toda la flora se llena de colores fluorescentes que iluminan el planeta durante la noche. Los insectos que se mueven como molinillos de viento, las plantas que desaparecen el tocarlas, las semillas del árbol de la vida flotando por doquier... Un lugar maravilloso para visitar virtualmente.
Enlazando con esto está la forma en que se ha interpretado la conexión entre los elementos de la naturaleza: todos los seres vivos tienen unos filamentos que pueden conectar con los de los demás, de modo que se da una comunicación telepática muy directa. Así, no es necesario domesticar a los animales, se puede tener empatía y conocer los sentimientos de las plantas, etc.

4) Enseñanza de valores morales. Por ejemplo, el respeto a la naturaleza o a la vida y la superación personal.
Como en “
Buscando a Nemo”. Aunque me han dicho mil y una veces que el valor de esta película es enseñar que con esfuerzo uno puede valerse por sí mismo (a pesar de tratarse de un pececito con una aleta más pequeña de lo normal y con un padre super protector), no creo que esta moraleja haga buena a la película. Será buena por el humor, la animación, etc. (aunque a mí me pareció una película bastante aburrida).
Pero ese no es el caso de “Avatar” porque esta película, en el fondo, es bastante más compleja que la historia de Nemo. Aún así, las moralejas pueden quedarse en un valor añadido en una película que también ven niños pequeños: a mí no me parece un punto especialmente a favor de la película, simplemente una conclusión positiva del argumento.




>> Argumentos a favor y en contra

3D. Una película muy valiosa por sus avances tecnológicos pero, ¿dará la talla sin 3D o en DVD? Muchas veces, los admiradores de los efectos especiales gritan a los cuatro vientos que “ésta (por cualquiera) es una película para ver en el cine”.
Desde luego, el trailer de televisión de “Avatar” dejaba mucho que desear. Ese realismo de lo fantástico no se percibía y, sin embargo, en la sala de cine se palpaba. El sonido envolvente que nos acercaba el chirrido de los insectos y las hojas que parece que van a caer sobre el público: ¿no tiene valor? Por supuesto que lo tiene, tiene un valor enorme.
Pero es el valor que tiene también el teatro de aquellos actores que te hacen saltar o llorar en tu butaca, el teatro de aquellos actores que interactúan con el público. Si vemos el teatro grabado en casa... ¿qué nos queda realmente de la esencia de esa obra?
Cierto que en el cine ciertas películas se ven espectaculares pero, en casa, ¿“Avatar” será buena o sólo mediocre?

¿Hasta qué punto se puede llegar a valorar una película por sus avances técnicos? ¿Es esa la única unidad de medida válida para ciertas películas?

Me reitero en mi idea de que la base de una buena película se sustenta sobre un buen argumento, unos buenos diálogos y una buena interpretación. La película flaquea en los dos primeros puntos. Y, si este triángulo no es potente, no importa la acción ni los efectos especiales: son valiosos, pero no esenciales para una buena película.
¿Valoraríamos igual una película de época en la que el vestuario fuese maravilloso pero el argumento fuese un coñazo intragable?
En cambio, se valora (y valoro) “
Dogville”, donde no hace falta ni escenario porque la base de la película es muy sólida. Otro día hablaré de esta película.

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