martes, 17 de febrero de 2015

La chalk paint de Annie Sloan

Después de convertirme en una fan de Interiores y Nuevo Estilo y de visitar montones de blogs de padres que pueden personalizar muebles, diseñar habitaciones y hacer las más disparatadas invenciones en bricolaje, decidí que era el momento de lanzarme a la piscina. ¿Por qué no yo?
Si, como decían en sawdustandembryos, con un par de gemelas pueden (y el nuevo bebé que viene en camino), ¿por qué no podría yo?
Bien es cierto que no soy la persona más mañosa del mundo, sobre todo a la hora de utilizar herramientas y mi visión espacial, pero siempre hay atajos.

Leí en varios blogs sobre la pintura chalk paint. La hay de varias marcas, pero yo me decanté por la de Annie Sloan por ser "la original" y de la que más tutoriales se podían encontrar en la red.
Es verdad que el producto no requiere grandes conocimientos de restauración de muebles ni tampoco una destreza especial, pero siempre hay que hacer anotaciones.
Yo adquirí mi pintura en arribasdecoracion y, por suerte, fui muy bien asesorada. Me dieron tan sólo unos consejos básicos (¡para algo tienen sus propios cursos!), pero no se necesita mucho más para conseguir un resultado bastante aceptable. Otra cosa es querer hacer virguerías como velados, découpage u otros: ahí creo que los cursos se hacen realmente necesarios o, al menos, habría que hacerse con una tabla para el juego "ensayo y error".
Para comprar en España, se pueden encontrar las distribuidoras en la página oficial de Annie Sloan.


Sobre los productos, hay que distinguir entre:

- La pintura. La pintura tiene una base de tiza o yeso que le da una textura muy especial. Es fácilmente maleable, no gotea demasiado, cubre mucho (diría que a veces con una capa es suficiente) y sólo tiene una pega que no deja de ser también su mayor virtud: seca muy rápido. Esto quiere decir que si no se tapa bien el bote se puede quedar dura e inservible (cuidado: estos productos no son precisamente baratos). Pero, al mismo tiempo, con un par de horas de secado se puede dar la segunda mano y, un día después, la cera. Diría que, más importante que todo esto, es subrayar que la madera (o el metal, el cristal, la tela... ¡dicen que agarra sobre cualquier material!) no hay que lijarla. Basta con limpiarla bien con un jabón neutro diluido en agua para retirar el polvo y después ya se puede pintar. Y, si se trabaja en invierno, como hice yo, que no hace falta hacerlo a la intemperie ni con las ventanas abiertas: no huele nada.


- La cera. Este producto, en su versión clara para proteger y en su versión oscura para proteger y dar una pátina de envejecido al mueble, para mi gusto es más engorroso. Leí que se podía aplicar con brocha y también con un paño, pero ninguno de los dos me convenció. Quizá sería bueno probar con una tela de algodón sin nada de pelo, tipo sábana, para evitar que se rompa o que desprenda pelusa durante la aplicación. Tampoco lo puedo asegurar... Por otro lado, trabajar en un lugar bien ventilado se hace total y absolutamente necesario. La cera desprende un fuerte olor y además es muy tóxica. Esto no lo había leído en ningún blog, pero basta con leer el bote y ya se hace uno una idea. Luego el mareo y el agrietamiento de las manos lo corroboran (también aconsejo uso de guantes).


Una vez conocidos los productos que se van a utilizar, habrá que decidir dónde aplicarlos.
Yo compré un sinfonier de segunda mano del que me enamoré a través de internet. La foto del anunciante no era buena, pero ya me indicaba que era un mueble distinto, con cierto aire vintage, al que podría sacar mucho partido por la cantidad de cajones que traía. Por supuesto, esto suponía trabajo extra de quitar todos los tornillos y todas las piezas de los tiradores antes de empezar a pintar.


Respecto a la aplicación, como digo, es muy sencilla.
La pintura hay que removerla, ya que cuando se abre el bote parece agua y aceite, una arriba y otro abajo. Una vez bien removida, se podrá apreciar el verdadero color que se ha comprado. En mi caso fue el "greek blue". En una primera capa, dado que compré una brocha un poco basta, quedaban los surcos de las cerdas marcados en la pintura. Y es que, como digo, es casi una pintura que moldeas, no gotea apenas. Diría que en la primera capa de cajones tardé tres horas y en la primera capa del armazón del mueble otras tres. Con la segunda mano fue mucho más fácil: la utilicé, con la pintura un poquito diluida en agua, para cubrir irregularidades y dar al mueble un tono más uniforme. Además, en la parte superior, que era la más visible, di la capa haciendo círculos, así que ahora no hay surcos sino que hay un bonito efecto de semi dibujo.



Pasadas cuarenta y ocho horas, el mueble está listo para dar la cera. Basta con coger un pellizco con la brocha o el paño (para mí mucho más fácil con el paño, pero la brocha llegaba a rincones de difícil acceso) y extender la cera sobre la madera. En mi opinión, es mejor echar un poquito de más que de menos y, a los quince minutos (no más), pasar el paño sin cera para quitar el exceso y pulir. El pulido ha de ser suave: de lo contrario podríamos llevarnos no sólo la cera, sino también la pintura. En mi caso, como no dispongo de mucho tiempo, creo que dejé la cera secar más de la cuenta y ahora al abrir y cerrar cajones, a pesar de que pulí cada recoveco, a veces cae alguna lasca de cera.


Después de su aplicación, dejé secar la cera varios días. No sabría decir con exactitud cuánto tiempo es necesario para poder recolocar el mueble y, en mi caso, atornillar los tiradores. Esto último no fue, comparado con todo lo demás, tarea sencilla: los tornillos, al tratarse de un mueble de por lo menos treinta años, estaban bastante oxidados y algunos de ellos torcidos. No estoy orgullosa pero la verdad es que, aparte de un aparatito muy útil para atornillar, tengo que reconocer que usé también un martillo. Dentro de lo que lo permite esta herramienta, con suavidad, claro, para no hacer saltar la pintura.


El resultado final nos encanta. El mueble dota de mucha personalidad a la estancia y el color es muy vivo.


Animo encarecidamente a todos los que quiera atreverse con la restauración de muebles sin tener que pasar por lijados y otros trabajos que requieren más detalle. El resultado merece mucho la pena.