domingo, 12 de julio de 2015

Décopatch

Este es realmente el nombre de una marca que comercializa su propio pegamento y su propio papel para realizar decoraciones creativas. Pero, como con los “kleenex”, nadie habla de “pañuelos de papel”.

Hace unas semanas, aprovechando que en Centroartesano están de aniversario, acudí a un taller gratuito para conocer la técnica.

Habían invitado a Marifé Navarro y ella estuvo explicando, desde la hora de comer hasta final de la tarde, a todos los que nos quisimos acercar por la tienda-taller, las propiedades del papel, del barniz-cola que se utiliza, cómo trabajar el papel y diversos trucos para obtener el mejor resultado.
Para mí, las dos grandes ventajas de esta técnica decorativa son su facilidad y la relajación que supone practicarla. Otros hacen jardinería, pero a mí me pareció una forma muy entretenida y relajante de pasar el tiempo. Haciendo décopatch, el tiempo, literalmente, ¡vuela! Es sencillo, no cansa… Hasta los niños pueden hacerlo porque no es peligroso y apenas mancha (el barniz-cola, una vez seco, se retira con suma facilidad de los dedos).

Pero empecemos a ver a qué material nos enfrentamos y cómo se trabaja.
Bastará con hacerse con un pliego de papel décopatch (papel barnizado, como dicen en otros blogs), con un pincel de décopatch (un pincel de cerdas duras y aplanado), un bote de barniz-cola y un objeto para decorar.
--- El papel es muy fino y al mismo tiempo muy resistente. No se moja, no se rompe ni se destiñe al impregnarlo de cola. Al mismo tiempo, si nos hemos confundido en el lugar en el que lo hemos aplicado, se puede despegar, se puede tapar… No se transparenta, se funde con el resto de papeles de décopatch aplicados y, en suma, es muy versátil.
--- El pincel, como comentaba, es un pincel de cerdas duras y aplanado (aconsejo comprar el adecuado para este tipo de papel, ya que no sé qué resultados podrían dar otros). Es importante la dureza y la forma porque se trabaja el papel aplastándolo para cubrir bien la superficie que se decora.
--- El barniz-cola, a primera vista, es cola blanca normal y corriente. Pero lo cierto es que, después de aplicado y tras haber esperado los 35 minutos que tarda en secar, la parte de barniz hace que la superficie del objeto quede brillante y parcialmente protegida. Digo parcialmente porque, al poderse decorar, por ejemplo, vajilla, es recomendable utilizar otro producto, un vitrificador, para dar una protección total ante el uso y el agua.
--- Respecto a qué objeto utilizar para la decoración con décopatch, he aquí una maravillosa noticia: se puede aplicar sobre cualquier material. Hay accesorios de papel maché especialmente creados para ser decorados con papel décopatch, pero no es necesario comprarlos para obtener un bonito resultado (además, en mi opinión, si el papel y el barniz-cola, por lo que cunden, merecen la pena a pesar de parecer caros, sobre las figuras de papel maché no pienso lo mismo). Así que, ¿por qué no dedicarse a reutilizar, a personalizar, a dar nueva vida a aquellas cosas de las que nos habíamos cansado? Un marco de fotos (de madera, de plástico, de metal… ¡cualquier soporte sirve!), una botella, una lámpara… Incluso el cristal o la tela son aptos para esta técnica.

Ahora, ¿cómo se hace?

La idea es partir el papel (no cortar con tijeras, el resultado no es nada natural) en trocitos de unos 3 x 2 cm. Si el objeto que vamos a decorar tiene mucho detalle (por ejemplo, si es una figura y tiene pelo, o para las cuencas de los ojos, o para una flor tipo rosa, con muchas hendiduras), los trozos deberán ser aún más pequeños.
Una vez partido el papel, con todas sus irregularidades, se moja un poco el pincel en barniz-cola y se aplica el producto sobre el objeto. Después, se coloca un trozo de papel y, vuelvo a mojar el pincel, se aplica sobre el papel de modo que quede totalmente cubierto. El papel es realmente resistente, pero mejor empezar con poco barniz-cola hasta ver la cantidad que nos viene bien para trabajar. Será necesario que la parte sobre la que se coloca el papel esté bien cubierta por barniz-cola; si no, no despegará e incluso cuando se seque el objeto por completo se habrán hecho burbujas. A la hora de aplicar el barniz-cola sobre el papel, es importante que se aplique de dentro hacia fuera, con seguridad y obligando al papel a no crear arrugas. No obstante, si saliese alguna, más fuerza aplicada con el pincel permitirá doblar la arruga sobre sí misma y disimularla.
Los trozos de papel se superponen, se vuelven a partir para cubrir huecos, a veces se cortan con una forma determinada del dibujo (y, evitando siempre, si se puede, las tijeras) para adornar el objeto, etc. Un truco importante que aprendí en la clase es que, si quieres que un dibujo quede visible sobre una superficie picuda o redondeada, lo mejor es empezar por la parte que no va a ser la más importante y, después colocar hacia esa parte el dibujo para que tape el sobrante y no sea el dibujo “feo” el que tape el bonito. Y, otro truco más: si una superficie tiene curvas demasiado pronunciadas, también se puede rasgar el final del trozo del papel (algo así como el efecto deshilachado de la tela) y así el papel se adaptará (aunque dejando huecos) al objeto en lugar de crear un millón de arrugas.
Y, finalmente, esperar 35 minutos. Aún así, yo recomiendo dejar más tiempo para secar superficies que después se van a juntar. Por ejemplo, en una caja, en un joyero…

Aquí están mis dos primeras creaciones: una figura de un Guerrero de Xi’an, curvilínea, complicada pero también con mucha posibilidades, y una caja que utilizo para guardar pendientes.
Esta última es el ejemplo del uso de las tijeras. Líneas rectas, superficies muy planas y definidas. Romper el papel haría casi imposible trabajar los bordes, se taparía el cristal… Así que, aunque no es lo más natural, hay ocasiones en las que su uso tiene un resultado interesante.



En breve empezaré a trabajar esta técnica con mi peque, que estoy segura que lo va a disfrutar tanto o más que yo.
Y, para quienes se animen, aquí hay un montón de ideas.