martes, 23 de agosto de 2016

Manualidades con niños

Hay cientos de recursos para hacer manualidades con niños. Páginas webs, tutoriales, libros... De momento no tengo ninguno, pero me parece una gran idea cuando mi hija (mayor) es una niña a la que le gustan mucho las actividades tranquilas como pintar, decorar o recortar.
Mientras tanto, lo que he ido intentando en los últimos meses, dado que mi hija (pequeña) estaba por llegar, ha sido implicarla lo máximo posible en las tareas y proyectos referentes al cambio que iba a sufrir nuestro hogar. La recién llegada y su habitación pero también ser cuatro y no tres.
Aparte de hacer algún proyecto para la mayor y que no se viese relegada, se encuentran fácilmente proyectos en los que ella puede ser parte activa. Y, además de aprovechar la creatividad que como niña desprende, ella se siente orgullosa de ayudar y de poder mostrar a todo el mundo lo que ha creado.



¿No son una monada? Con tan sólo unos salvamanteles de corcho y un rotulador edding. Y, como otras veces, irrepetibles.

jueves, 11 de agosto de 2016

Gordibuenas y modelaje

Lleva años hablándose de que en el mundo de la moda el canon de belleza, totalmente antirrealista, se basa en la extrema delgadez. De hecho, incluso modelos anoréxicas, con enfermedades diagnosticadas y en muchos casos sin necesidad de diagnóstico para que cualquiera sepa que padecen una enfermedad, han desfilado en pasarela y han protagonizado campañas publicitarias de gran alcance.
Suele argüirse que este tipo de imágenes impactan enormemente a las chicas jóvenes y pueden llevarlas a padecer anorexia. Es cierto que muchas chicas y mujeres viven con culpa, con baja autoestima… y que lo que venden el mundo de la moda y las revistas “femeninas” no hace sino acentuar todas esas inseguridades. Pero, al mismo tiempo, la anorexia no es un virus “que se coge”; no cualquiera ve una persona huesuda en la pasarela y se ve tentado a dejar de comer. Se trata de un trastorno alimentario bastante complejo que de hecho tratan psicólogos especializados.
En 2006, la Pasarela Cibeles prohibió desfilar a aquellas modelos que tuviesen un IMC menor de 18. Al parecer, según la OMS, el IMC mínimo para considerarse “saludable” es de 18,5.
En abril de este año, en Gran Bretaña se prohibió un anuncio de Gucci por mostrar a una modelo “insalubremente delgada”.
Unos y otros se tiran los trastos a la cabeza cuando discuten sobre este tema, que no deja de levantar ampollas.

Yo, en cambio, y aunque es cierto que en algún punto hay que marcar el límite, no discuto tanto el problema de la delgadez como que creo que la pasarela debería mostrar gente bonita y saludable. No ya por la lectura que se dé a lo que se muestra, sino porque el modelaje es una profesión de belleza. Por ello hay modelos de pasarela, modelos de cabello, modelos de manos… Una modelo de manos o una modelo de crema hidratante para la cara, no tendrá quizá un cuerpazo; ¿por qué habría de tenerlo?
Y, por ejemplo, ¿pondríamos el grito en el cielo porque las modelos de “melenaza” no muestran todas las realidades? ¿Por qué no más pelos cortos, más encrespados, con canas?
En fin, ¿queremos que la pasarela sea bonita o que enseñe personas “reales”? De nuevo, me quedo con bonita.

Como apuntaba antes, para mí “bonita” no significa flaca o gorda. Bonita no era Luisel Ramos, modelo uruguaya de 22 años que murió de una parada cardiorrespiratoria después de un desfile (basta ver la foto y que te digan que llevaba varios días sin comer antes de desfilar para comprender el motivo del fallo). No al menos en su extrema delgadez.

Pero, en cambio, de algún modo parece que las chicas “flacas por naturaleza”, chicas que usan una talla 34 o 36, que las hay, no sean bonitas. Y, en cambio, empiezan a proliferar las pasarelas de “talla grande”, de chicas “XXL”, etc. Creo que ambas, por arriba y por abajo, siempre que tengan un aspecto saludable, pueden ser bonitas y podrían desfilar juntas. De hecho, sería interesante que alguien se planteara colocar el mismo modelo a una 36 y a una 46, que caminasen juntas por la pasarela y que se hiciese ver a la gente que en la diversidad y en lo sano también está lo bello. Porque parece que ahora se quiera, en cierto modo, invertir el cliché y que las chicas “reales” sean sólo las que más pesan.

Dentro de tantísimas bellezas de “talla grande” que hay en los medios últimamente, ¿qué decir de Tess Holliday? (1,65 de altura y 120 kg) Obviamente, no la voy a comparar con Isabelle Caro, pero no sé hasta qué punto es una persona sana. Sí, quizá lo sea, igual que estoy defendiendo que hay mujeres muy delgadas que no tienen ningún problema de salud ni son “feas” por tener un aspecto algo más “extremo” que la norma. Pero sólo quiero que nos planteemos por un momento por qué a unas se las echa de la pasarela y a otras se las invita a entrar. ¿No tienen todas cabida? ¿Por qué se habla de un IMC mínimo saludable y no se un IMC máximo saludable para las modelos de talla grande? Sobre todo para no utilizar un doble rasero a la hora de poner los límites de lo “admisible” y lo peligroso de lo “copiable”.


Y entonces, después de las modelos de talla grande, XXL, curvy, etc., etc., etc… aparece el término gordibuena.
Para gordibuenas, Tara Lynn, Ashley Graham, Marquita Pring…
O la ideal Candice Huffine.
Pero, pensémoslo de nuevo: ¿qué es eso de gordibuena? ¿De dónde ha salido esa definición y qué quieren vendernos? ¿Acaso que si tenemos sobrepeso seguiremos estando buenas? ¿Qué si tenemos sobrepeso tendremos unas curvas de infarto? En mi opinión, ninguna de estas afirmaciones es cierta.

En mi caso personal, por ejemplo, que soy de complexión media tirando a delgada, con poco pecho y facilidad para acumular grasa en el abdomen, el culo y las caderas (creo que bastante parecido a lo que le pasa a la mayoría de mujeres a mi alrededor):
--- Adelgazar no me hace más guapa ni acentúa mi cintura, sólo hace que mi cara se afile y se afile e incluso que me salgan ojeras. A lo mejor mi cuerpo se ve más delgado y esbelto, más bonito según los cánones “erróneos” de belleza de flaca = guapa, pero de cara nunca mejoro.
--- Engordar tampoco me hace más guapa ni me convierte en una curvy de infarto: mi tripa engorda, mis caderas engordan y mi pecho no termina de rellenar la copa que ya llevo, así que parezco una pera.

Es muy fácil decir que con “más kilos estás más guapa” o que “a ellos les gusta tener donde agarrar”, como si por engordar ocho kilos de repente fuese a tener un pecho grande y firme y una cintura marcada, con el precioso cuerpo de reloj de arena que lucen muchas modelos. Y, luego, para que te engañen también con Photoshop, con fajas o con los remedios de las que se ponen corsé durante horas para afinar la cintura o se sujetan los pechos con cinta aislante (o algo parecido).
Por no hablar (y vuelvo a mentar la maravillosa cara de Candice Huffine) que muchas chicas con talla grande engordan y pierden esas finas facciones o engordan también del cuello… Digamos que hay modelos que no se corresponden con el funcionamiento mayoritario del cuerpo femenino.
Esto, en lo que respecta al mundo de las modelos.

En lo que respecta al mundo de las mortales comunes y corrientes (y es que hay cierto error al hablar de mujeres “reales” porque aquellas que tienen tipazo, y siempre que no lo sean Photoshop mediante, también son reales), las gordibuenas se supone que también existen. Y digo, “se supone” porque nos han intentado hacer colar que las gordibuenas y su homónimo masculino, el fofisano (daddy body, ni siquiera se dice igual en su término original), son lo mismo. Y no lo son, en absoluto.
Estos extractos de dos artículos que he encontrado en la red lo explican a la perfección:
Por un lado, esto:
Al final, el fofisano viene a perpetuar la desigualdad con la que se trata la imagen corporal de hombres y mujeres, como explica el periodista de Time Bryan Moylan en un artículo, los hombres pueden permitirse ser flojos, pero esperan que sus mujeres sí hagan ejercicio.
Evidentemente, estamos a favor de los hombres con barriga, en el sentido de que TODO EL MUNDO, debe sentirse bien con su cuerpo y no tenemos que sucumbir a los cánones estéticos que nos impone la sociedad. Que estás gorda y te encantas, genial. Que estás intentando adelgazar con cabeza, perfecto. Que pasas de dietas, pues chachi. Que te gustan los tíos con barriga,  súper. Que te ponen las tías con lorzas, olé tú. Que pasas del gym, maravilloso. Pero esto debe ser aplicado tanto a hombres como a mujeres. Fofisanos y fofisanas, gordibuenos y gordibuenas, gordos y flacos y los del cuerpo ‘normcore’. Todos molamos y todos tenemos derecho a querernos y molarnos. Creo que no hace falta aclararlo, pero ya sabemos que algunos entienden lo que quieren.
Así que, ¿por qué ellos si tienen el sano en su nuevo ‘apodo’?  ¿Por qué a una mujer se le cuestiona más cuando no quiere someterse a los cánones de delgadez?
Y por otro lado, esto, con lo que estoy aún más de acuerdo porque no habla de delgadez, sino de esbeltez, firmeza, esfuerzo tras un cuerpo diez, ya sea de talla grande o de talla pequeña:
(…) han entrado en escena dos nuevas figuras con exigencias estéticas mucho más relajadas: el fofisano (masculino), del que ya mucho se ha hablado, y la gordibuena (femenino) que ahora aparece. ¿Significa que por fin se admiten los michelines? ¿Que la celulitis ya está absuelta? No parece que para las mujeres suponga el fin de la tiranía.
Y en estas aparecen las gordibuenas reivindicando la sensualidad de las curvas. ¿Aplaudimos? Porque podríamos pensar que son el equivalente femenino de estos nuevos ídolos. Pues no, porque no se trata de mujeres con flacidez, michelines o gordas a secas, sino de las que tienen las carnes bien puestas y bien prietas.


En el mundo del videoclip, que de momento parece que recibe menos críticas abiertas de las que reciben la pasarela (delgadez) o los videojuegos (hipersexualización femenina), es muy común encontrar a chicas jóvenes y “tías buenas” de todo tipo (entendiéndose por ello delgadas o tipazos de esos tonificados a fuerza de entrenador personal). No tanto encontrar a chicas de talla grande. Porque éstas, de haberlas, desde luego que no aparecían realizando sus coreografías en ropa interior ni rodeadas de un ambiente sexy en el que eran adoradas. Para ejemplo, Ariana Grande vs. Adele.
Pero, por fin, he descubierto el clip de Elle King, con su “Ex’s and oh’s”. No sólo tiene un cuerpo distinto, sino que no me parece que sea insano. Se pinta, se viste guapa, no necesita mostrarse en sujetador (parece que ir ligera de ropa te hiciera cantar mejor… pero en la ducha vamos desnuditas y las que desafinamos desafinamos igual) ¡y se rodea de un séquito de tíos que la alaban y que le hacen el juego de hombres florero! Divertido, fresco y al mismo tiempo, creo yo, reivindicativo. Algún chico aparece que se sale del cuerpo perfecto a lo Chris Hemsworth, pero lo que está claro es que todos le bailan el agua y es ella la que corta el bacalao. ¡Y eso es lo que mola!


Yo no sé cuál es la solución. Qué debería mostrarse porque, ¡es tan subjetivo! Pero lo que está claro es que están cambiando algo las cosas en el sentido de que lo insano ha de salir de las pasarelas, pero se nos meten otros cánones de belleza por los ojos que siguen sin ser sanos del todo, se nos dice que podemos estar “buenas” siendo “gordas” cuando no es verdad, e infinidad de mentiras más que siguen haciéndonos sentir inseguras. En nuestro cuerpo de gordas o en nuestro cuerpo de flacas. Por exceso de pecho o por falta del mismo. Por ser demasiado altas o por ser demasiados bajas. Cuando mujeres reales somos todas.


Para otro día, reflexiones sobre la belleza de las embarazadas o la necesidad de que ellas y “gordas” se escondan bajo caftanes y capas, para que no se note que su cuerpo no tiene la cintura ideal. Para muestra, las maravillosas y bellas personas Chrissy Teigen y Melissa McCarthy (a esta última, los grandes nombres de la moda no la han querido vestir para que sus modelitos no se viesen "mal"...).